Nací en Barcelona en el verano de 1978. Me veo, de pequeña, dibujando en los libros de contabilidad de mi abuelo. Recuerdo perfectamente aquellos cuadernos tan gruesos, el olor rancio y el papel antiguo y amarillento. Poder dar vida a aquellas páginas aburridas me producía un gozo inexplicable.
Si miro hacia atrás, puedo reconocer que el amor por ilustrar me viene de lejos. Ya de pequeña era muy observadora, me fascinaban las personas que sabían contar historias que me hacían soñar y me encantaba dibujar. Ahora sé que estos tres ingredientes me acercaban, casi inevitablemente, al maravilloso oficio que es la ilustración.
Ilustrar me apasiona porque es un trabajo imprevisible que me cuestiona constantemente. Hay días que me lleva a denunciar la injusticia y, otros, a recurrir a la ironía para explicar el mundo. Para ilustrar el extraordinario relato de Mario, utilizo, para los fondos, transferencias de fotografías hechas por mi querido compañero de aventuras, Dani. En este espacio quisiera agradecerle su paciencia y su amor.