Nací en 1944 en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Hasta los cinco años viví en una casa con varios perros, con olor a campo y a lluvia, adonde mi padre traía cuanto animal encontraba: una lechuza herida, un zorro pequeño, una gallina negra que hablaba de noche o una tortuga enorme. Sobre cada una de esas criaturas mi padre inventaba una historia para hacernos dormir a los tres hijos.
Yo, el hermano mayor, escribí durante años libros para adultos, pero cuando cumplí los sesenta me di cuenta de que había un montón de relatos que quería escribir para niños y adolescentes. En primer lugar, para homenajear a mis padres; y en segundo, porque yo mismo estaba más cerca de mi infancia que cuando era joven, solo que ahora en el camino de vuelta. He publicado unos treinta libros y aún espero escribir alguno más.