Nací en 1973 en Barcelona, pero a los dos años nos trasladamos a Vilafranca del Penedès. Siempre me ha gustado dibujar, forma parte de mí: me ayuda a entender lo que me rodea, a imaginarme otras realidades y a expresar lo que siento. Si me equivoco, no pasa nada: cojo otra hoja en blanco y vuelvo a empezar.
Hay dos libros que me regaló mi abuela cuando yo era pequeña y que todavía hoy me acompañan y me ayudan a reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y en las cosas que podemos hacer para mejorarlo. Uno es Joachim, de Kurt Baumann, ilustrado por David McKee. Narra como un barrendero convierte montañas de basura en un castillo y en otras máquinas útiles para limpiar el planeta. El otro es El libro de la paz, de Bernard Benson, que nos cuenta como un niño y una niña consiguen un primer día en el mundo sin guerra.