Un niño de diez años llega solo a Barcelona, donde trabaja su madre. Pero ha habido una confusión. Pasan los días y no la encuentra. De pronto comprende que no tiene más hogar que un banco en una plaza.
La vida en una aldea de los Andes y el ritmo de una ciudad europea, las esperanzas de un niño y la dureza de la calle, la amabilidad y la distancia, el miedo y la fiesta impregnan las páginas de este relato.
Un homenaje a las muchas historias ocultas de la inmigración y una invitación a reflexionar sobre la acogida.
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Nací en 1946 en Liédena, un municipio que linda con Leyre y Javier, dos lugares emblemáticos de Navarra. Aunque vivo en Cataluña hace muchos años, todavía siento que el centro…
Acabo de ilustrar una historia emocionante, una aventura que aunque no es real podría serlo. Nunca fui como Nahuel, ya que nunca he vivido en otra ciudad que no fuera…