Como esos pájaros a los que no me canso de admirar, emigré siendo muy joven y he vivido en diferentes países, ciudades y casas, desde Trujillo, en mi Venezuela natal, hasta Bolonia, en Italia, y más tarde Motril, Calahonda, Ibiza y ahora Cuenca, en España.
Antes de aprender a leer, aprendí poesías de memoria gracias a mi abuela, quien me abrió el camino para vivir rodeada de palabras, jugar con ellas y reinventarlas. Desde muy pequeña, me encantan los libros; leerlos y releerlos. Cada uno me sigue contando cosas diferentes en cada nueva lectura.
También me encanta viajar, y a todas partes llevo mis libretas, ya que vivo escribiendo, imaginando, pensando, observando la naturaleza, las personas, lo que casi no se ve. Escribo para contar historias a las que quiero dar voz y transcribir realidades que me conmueven y que admiro en su inmensa dignidad, como la de esta querida historia y la de todos los que viven «al otro lado».