Nací en La Línea de la Concepción, en el estrecho de Gibraltar, el año en el que el hombre llegó a la Luna. Quizá por eso, desde pequeño, he viajado mucho. Vivo a medio camino entre Barcelona y Benalmádena.
Llevo diecisiete años trabajando como ilustrador. Antes estudié Turismo y trabajé en agencias de viajes, trenes y aeropuertos. He estado en Japón dos veces. La primera fue una aventura en Tokio sin reserva de hotel y sin saber muy bien qué hacer. Volvía de mi primer curso de Ilustración en Londres y me pasé los cinco días dibujando. Me sorprendió enormemente el sentido de la estética japonesa, y tengo la sensación de que ese viaje y esa estética van unidos, de alguna forma, a mi trabajo en el campo de la ilustración.
Me gustan las palabras, pero también los silencios; la música contemporánea y la clásica; la intensidad y la sutileza; las letras y los espacios en blanco; la lírica y el humor; las imágenes y las palabras; la mente, pero también el cuerpo; los viajes y estar en casa; los amigos y también la soledad; dormir acompañado y dormir solo; la independencia, pero también el compromiso; barajar todas las opciones para luego dejarme llevar por la música del azar, porque hay un momento para todo y todo tiene su momento. Mi mayor certeza es intentar no dar nada por sentado.